¿Sabían que la extracción de algas lleva más de 30 años en chile y aún existen algunas especies que no son cultivadas o restauradas después de su extracción?
El caso de investigación, la chicoria de mar, es un alga roja que se encuentra desde el norte de Perú hasta el sur de Chile, que posee múltiples usos y beneficios, lo que la ha llevado a poseer un alto valor comercial para el mercado internacional.
Estudios de Pro Chile evidencian como la sobre explotación de la chicoria llevó a que sus exportaciones disminuyeran desde las 20.000 toneladas en el año 2000 hasta las 1.000 toneladas el año 2015, es por esto que el gobierno actualmente está fomentando el cultivo de esta alga.
Actualmente el cultivo artificial de esta alga ha sido tan sólo experimental dado los altos costos de mano de obra necesarios para la producción.
Según los estudios hechos por el equipo de investigación del departamento de biología marina de la Universidad Católica del Norte (UCN) detectamos que existe una etapa limitante para el escalamiento comercial de este cultivo, llamada inoculación.
Esta etapa consiste en recoger fragmentos de alga previamente cortada y distribuirlas homogéneamente al interior de un metro del sustrato dispuesto para el cultivo, en este caso la malla hortofrutícola, dicho proceso se hace actualmente de forma manual, lo que se traduce en un enorme costo en mano de obra, haciendo inviable económicamente este sistema de cultivo.
Dada esta problemática surge la siguiente pregunta: ¿Cómo hacer un dispositivo que permita reemplazar la gran cantidad de mano de obra de dicha parte del proceso, ofreciendo una distribución homogénea del alga dentro del sustrato y a la vez entregando un amigable y cómodo uso para quien la ocuparía?
Gracias a la alianza entre las partes nace DAPI, una máquina que logra disminuir hasta en un 40% los costos de esta nueva técnica de cultivo, ya que mecaniza el trabajo realizado en la etapa de la inoculación, haciendo el proceso más rentable, rápido y eficiente que la inoculación manual. Este dispositivo entrega los metros de malla inoculadas necesarios para satisfacer los requerimientos de los distintos centros de cultivo, permitiendo el escalamiento de la producción de chicoria y el desarrollo de tecnología transferible a las comunidades locales que trabajan la acuicultura, de esta manera entregar soluciones acuícolas para el desarrollo sostenible de los recursos naturales de Chile y el mundo, restaurar los ecosistemas perdidos, llevar la exportación a un volumen industrial y sostenible satisfaciendo la demanda de un mercado exigente y creciente, entregar oportunidades a miles de familias de pescadores artesanales desde el norte de Perú hasta el sur de chile, de ampliar su matriz productiva y sacarle más beneficios a sus áreas de manejo.
