La investigación se centra en medir la cantidad de residuos orgánicos, específicamente cáscaras de avellana, generados en la producción de este fruto seco en Chile. Dado que actualmente estas cáscaras no se aprovechan, el proyecto propone reintegrarlas al proceso de producción, promoviendo un modelo de economía circular en la industria agrícola chilena. Se exploran posibles usos para las cáscaras, destacando biomateriales para construcción y packaging.
La visión del proyecto se alinea con la economía circular, incorporando subproductos en la cadena de producción de la industria. Los desechos orgánicos investigados incluyen orujo de uva, borra de café y arándanos no exportados. Los resultados de experimentos indican que las cáscaras de avellana pueden usarse para fabricar materiales resistentes y duraderos, siendo prototipos similares a terciado y plástico de alta densidad. Estos prototipos se aplican en la fabricación de mobiliario y productos de uso cotidiano, demostrando el potencial de transformar residuos en recursos valiosos.