El SENAME, Servicio Nacional de Menores, es el ente gubernamental principal de velar por la protección de los derechos del niño. En Chile la protección de los derechos del niño y la opción prioritaria por el interés superior de éste ha sido crónicamente deficiente. Esto se ve reflejado en un alto y sostenido déficit presupuestario, en administración y fiscalización deficiente y en que el Estado de Chile no incluye el Interés Superior del Niño en sus políticas. La institucionalización -el proceso de ingresar a un NNA a una residencia- siempre debe ser considerada una alternativa de último recurso, dado que choca primariamente con uno de los derechos del niño (el derecho a la familia) y, a su vez, causa diversas situaciones de riesgo para el desarrollo, siendo éste un entorno intrínsecamente carente.
Considerando el contexto de los NNA institucionalizados se evidencia que no existe un correcto reconocimiento de las emociones en los niños y niñas. Los niños viven constantes desregulaciones durante su estadía en el hogar y, dado que no saben qué es lo que realmente están sintiendo, tienen como consecuencia, por ejemplo, niveles de ansiedad mucho más altos. Aprender sobre las emociones es crucial ya que están siempre presentes y tienen influencia sobre el cómo se viven las distintas etapas de la vida. Los bebés, a pesar de nacer con la capacidad de relacionarse socialmente, no logran el desarrollo de sus emociones sin los adultos, ya que éstos son los que establecen -y por tanto enseñan- la relación social. Sin embargo, en las residencias, las cuidadoras no cuentan con la capacitación ni el tiempo necesario para llevar a cabo esta labor de forma personalizada, haciendo indispensable el contar con una herramienta lo suficientemente efectiva y de fácil uso para que los niños puedan aprender sobre el reconocimiento de las emociones contribuyendo de esta forma al desarrollo emocional. En base a ésta problemática nos preguntamos ¿de qué manera se puede mejorar el aprendizaje y reconocimiento de emociones en un contexto de niños institucionalizados?.
Mediante esta pregunta de diseño surge el proyecto Mundo de EPU, Emociones Para Uno, serie de herramientas lúdicas diseñadas para dar a conocer las distintas emociones básicas e instaurar conversaciones en torno a éstas con niños institucionalizados de 2 a 7 años. A grandes rasgos, Mundo de Epu es un programa de seis sesiones que busca trabajar en cada una de ellas una emoción básica. Se relatan distintas historias que vive un personaje principal, Epu el camaleón, y se presentan seis personajes secundarios, uno en cada sesión, que gatillan en Epu una de las emociones básicas, es decir la alegría, tristeza, rabia, miedo, disgusto y la sorpresa. A través de un audiolibro se da a conocer una emoción en particular, para que luego los niños reconozcan esa emoción trabajada y las expresiones faciales mediante distintos juegos. Ese espacio de interacción permite que los niños compartan entre ellos para que posteriormente la cuidadora cree un espacio de conversación sobre lo que ellos sienten y cómo lo sienten. De esta forma se permite que los niños se expresen, compartan y creen un vínculo más fuerte con las cuidadoras.
