La preocupación por integrar la sustentabilidad en los sistemas urbanos ha dado origen al concepto de ecobarrio, idea en auge y que ha suscitado el interés de múltiples proyectos alrededor del mundo.
La aplicación real de este concepto en distintas localidades puede diferir considerablemente, y por supuesto la primera razón de esto son los contrastes demográficos, culturales y aunque parezca obvio, la ciudad donde se desarrolla la iniciativa.
No obstante, los mayores ejemplos y referentes en torno a este concepto son proyectos de índole tecnócrata, es decir, centrados mayoritariamente en el uso de tecnologías avanzadas para llevarlos a cabo. Sin embargo, existen diversas definiciones de ecobarrio que buscan ampliar esta visión y reconocerlos como una ampliación de los derechos, responsabilidades y una necesaria participación de la ciudadanía en la concepción y gestión de éstos (Hernández, Velásquez & Verdaguer, 2009). En este sentido, el rendimiento del ecobarrio no debe limitarse solo a los aspectos medioambientales, debe incorporar las otras dimensiones del desarrollo sustentable: social y económica.
URBEE presenta como contexto el concepto de ecobarrio en su relación con las problemáticas ecológicas de la ciudad y la dimensión social-cultural y económica de la sostenibilidad. Se ponderan actividades que potencien el factor social y colaborativo en el afán de construir y levantar lazos comunitarios. Consecuentemente se evidencia la competitividad de la apicultura urbana como una práctica capaz de fortalecer estos procesos naturales y comunicar las nociones básicas sustentables a través del trabajo y la vinculación, entendiendo que su valor puede ser apropiado por las comunidades, abriendo y compartiendo la apicultura al barrio.